"Las únicas dos muertes que con un olor grato dejan parte de su esencia, son dos: la de las flores y la de Los Grandes" Miss Petite Abby

jueves, 10 de noviembre de 2011

"El Bajo Solitario"

 Después de haber luchado contra una entrada de cargador echada a perder en mi computadora logro que el botón rojo y parpadeante se ponga morado y termino mi Sándwich de pan blanco y jamón de pechuga de pavo con una mini Dr. Pepper. No puedo dormir y de alguna manera misteriosa el rechinido del ventilador con su ritmo inconstante y el canto de los grillos me relajan. Miro a pequeño Charly Jr. (bajo electroacúsico negro) y se ve tan brillante, tan conspicuo; pero tan lejano a recibir la gloria de su grandeza si no hay dedos que lo toquen… es la soledad. Oigo los gallos cantar muchas varias veces recordándome a Pedro en la noche triste. Veo el cuadro que enmarcaste para mi cumpleaños de “El Beso” (Der Kuss) de Klimt, así nos imagino siempre, que de cierta manera vivimos abrazados al borde de un precipicio, que te tomo por el cuello porque no quiero caer, pero en mi rostro está una paz casi perfecta y pura, por la seguridad de que me sostendrás y jamás me dejarás caer. Imagino que tengo flores en mi cabeza porque nos vamos a casar y que la tela larga que cuelga desde la cabeza es un velo de novia. Quiero creer que están arrodillados, humillados ante la grandeza y gloria del universo, que no les queda más que dejar el orgullo a un lado y comenzar a creer, ¿en qué? En todo,  comenzar a vivir. Pues antes eran como muertos en vida, seres celosos de la incredulidad que los consumía la envidia, la arrogancia y el enojo. Seres “capaces” de ser tan racionales e independientes y por ende candidatos a ser parte de la evolución fortuita por sus “capacidades” y por su “no parasitismo intelectual”.  Pobres diablos, muertos en vida estaban. Comían, se saciaban, leían, aprendían datos tal vez importantes pero tan poco profundos que probablemente llegarían a la cama con el mismo vacío, irían al baño temprano en la mañana a orinar, comerían de nuevo, muy probablemente…. Muertos en vida. Vidas solitarias. Así es la imagen que plasmé en un principio: mi bajo allí nuevo reluciente, tan inocente y tan poco responsable de su propia creación. Lo miré un poco más y pensé en lo que ya había pensado antes. Este bajo no es nada sin unos dedos  y manos que lo toquen, sin unos brazos que sostengan a esas manos y a esos dedos, sin una mente que controle todo eso y que al final produzca sonidos de su boca.  

Ahora cierro los ojos y se oye tan fuerte el ventilador y los grillos que no puedo oír mis pensamientos. Solo puedo pensar en ti.

Así me vi yo antes de ti, como el bajo solitario, el que no tiene vida, el que no por su voluntad está coexistiendo en una línea de “inexistencia paradójica” por no ser lo que es…o porque hasta puede y quiere olvidar lo que puede llegar a ser, a veces hasta olvida lo que es, y se vuelve solitario y amargado.  Pero esto solo es una imagen proyectada de un escenario que creé en base a una mirada. 
Podría sonar tan ridículo y “lo de siempre” pero. Tú eres mi músico, tú le diste sonido a mi vida. Mi vida antes era como una película muda a blanco y negro en el que tratabas de conservar el buen estado mental solo para sobrevivir unos cuantos o indefinidos días más. Tú eres quién agregó música, el que agregó todos esos pequeños colorcitos que aparecían en las teles después del blanco y negro y la gente no podía explicarse cómo se producía el color (rojo, verde y azul… con eso se hacían todos los colores), así me siento contigo. Antes de ti tenía muchísimas inquietudes y dudas, obviamente sigo teniendo muchas (malo fuera que no fuera así, es el motor del ingenio humano) pero estoy más que maravillada que las voy a compartir con una gran persona, que tal vez no resolvamos todas nuestras inquietudes (naturalmente) pero que amo estar con la persona que ama el reflexionar y que ama el conocimiento, y que ama las inquietudes de la vida.  No sabía hacia dónde iba ni que iría a buscar. Simplemente siento como si fuera en el camino y encontrara aquello que no sabía que encontraría y en el delirio del arrobamiento me dejara de importar lo que buscaba y me dejara de importar el camino que tomara. Eso eres tú para mí. No importa nada, solo el disfrutar ese sosiego y cerrar mis ojos  y tomarte entre manos como una piedra preciosa y pedir fuertemente al viento que siga siendo real, pido clemencia, apelo porque no sea solo un sueño. 

Y esa soledad que alguna vez en mi orgullo juré que era un deleite para mí, no eran más que falacias para una pobre desdichada que deseaba que aparecieras algún día. Siempre esperando lo peor, “no vaya a ser que algún día nos decepcionen”, instinto humano supongo. Triste, lo sé. 

Desde que te conozco no pienso en mi pasada desdicha, olvidé esa soledad, olvidé esos augurios. Olvidé la maldad.  Comencé a tener fe, comencé a tener esperanza, comencé a ser feliz, comencé a comprender muchas cosas, comencé a aprender cerca de ti, comencé a querer ser mejor (imagina un poster de superación personal, solo para reírte). Como dice una gran amiga: “sabes cuándo amas a alguien [o al menos esa es su percepción del amor] porque esa persona te hace sentir que quieres ser mejor”, que quieres esforzarte, que quieres ser algo más por esa persona, no otra persona que no eres, si no que te esfuerzas porque la amas y de alguna manera ese “impresionar” típico se vuelve un “quiero lo mejor para esa persona”.

Más allá de todo lo que pueda comenzar a existir o dejar de existir, más allá de las creencias, más allá de cualquier ciencia, más allá del olvido, más allá de la esperanza de uno solo en todo el mundo, más allá de los eones, más allá de lo que nunca nadie jamás conocerá sobre esta tierra, más allá de los misterios que nunca nadie podrá deslindar en este mundo, más allá de los “dioses”, más allá de el verdadero Arquitecto, más allá del origen de los mundos… siento que eres en una extraña e inexplicable manera de un yo, que no había conocido aun. Tan conectados al cosmos el uno del otro, a un orden sublimemente divino que desconocemos pero que tenemos la certeza de que existe. A lo divino que llevamos dentro, a lo divino que alcanzamos a otear desde nuestra  percepción tan ambigua y difusa… a lo que queremos resumir e ilustrar  en una palabra por nuestras deficiencias lingüísticas, simbólicas y expresivas y que de alguna manera no mal intencionada zahieren la inherencia de esta sustancia. Este principio que preferimos condensarlo quizá para no tener que precisarlo, aunque tan naturalmente libre y justo que sería imposible delimitarlo.  Tan equívocamente manifestado en un  millones de palabras y símbolos, que me resulta casi imposible e irreverente escribirlo. Comencé a amar, comencé a vivir, ¿sabes lo que significa eso? Claro que lo sabes.

Julio, 2011

10 comentarios:

  1. Excelente, simplemente maravillosa su manera de escribir... saludos

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  2. Abby, eres magnífica y eso sea probablemente lo mas hermoso que hayas escrito.

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  3. Simplemente maravilloso que don tan grande te ha dado el Señor

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  4. Ivan Alvidrez Gonzalez11 de noviembre de 2011, 15:11

    :D super like!

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  5. great story bro!!

    atte. E. Müller

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  6. Mientras tanto... leyendo este escrito maravilloso, y dejando pendiente pero al margen de la ansiedad la lectura de los anteriores y los próximos, me permito felicitarte por tu vocabulario y talento en conjunto, que crea una obra elocuente y extraordinaria!

    Miss petite Abby... te quiero!!!
    ATTE ANDY =)

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  7. Muchas gracias Andrea que bueno que te gustó, me alegra. Gracias por tu comentario tan halagador. Saludos! n_n

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